Con una extensión de 91 hectáreas, este espacio natural es la representación mejor conservada del frondoso bosque de laurisiva que ocupaba toda la zona Norte de Gran Canaria. Parte de la antigua Selva de Doramas, alberga numerosas especies de animales y plantas endémicas que actualmente están en grave peligro de extinción. Puede recorrerse a pie por el sendero circular habilitado.